El DRAE define la palabra "pose" como:
"postura poco natural y, por extensión, afectación en la manera de hablar y comportarse."
Desde este punto de vista, y aferrándonos fieramente a este criterio, cualquier comportamiento que vaya en contra de nuestra común y cotidiana forma de ser y, por lo tanto, resulte fingido, lo consideraríamos como "pose". Pero ¿cómo afirmar que en realidad se trata de una conducta contra natura? En innegable que cada hombre tiene una particular y única forma de expresión y que en la mayoría de los casos, está tendría que ajustarse al criterio de lo "normal" dentro de la sociedad en la que el individuo se desenvuelve. Afortunadamente la "normalidad" no es algo que exista en este mundo, pues desde siempre, el ser humano ha transpasado esta barrera llena de límites con el fin de poder encontrar un libre desarrollo al pensamiento y por ende, al desenvolvimiento dentro de su entorno.
Ahora bien, es este entorno el que suele condicionar la formación de la personalidad del individuo y con ello, la forma de conducirse en la sociedad. Con el paso del tiempo y las experiencias adquiridas a lo largo de la vida, el hombre cambia su conducta y evoluciona. Evidentemente la recepción que de estas experiencias se haga, son de diversa intensidad en cada sujeto, por lo que no podemos generalizar acerca de la conducta que cada inviduo forjará con la asimilación de éstas, aunque es posible intuirlas o presuponerlas; sin embargo, éstos prejuicios no tienen porqué ajustarse a la realidad, o por lo menos no íntregramente.
Entonces, no debemos enjuiciar antes de tiempo como "fingida" una conducta que pudiera parecernos aritificial sin antes ubicar en su tiempo y en su espacio al otro... siempre hay un lado oculto que de vez en cuando lucha por salir y gritarnos "¡estoy aquí y hoy no me puedes reprimir!
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