martes, 26 de octubre de 2010

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Cuerpo en pie, entero, perfecto.
Cuerpo vacío, hueco, oscuro.
Cuerpo mecánico, autómata.
Cuerpo sin vida, sin luz.
Destrúyelo. Tómalo entre tus manos , obsérvalo, admíralo por última vez.
Desángralo. Permite que el último suspiro se disipe con el fluir de ese mar que tanto huele a sal.
Mutílalo ¿dolor? No, ya no siente, ya no percibe.
Entierra los restos corpóreos; cava una fosa simple en un terreno simple durante n inexistente ritual.
Prepara tu cuerpo, límpialo, vístelo.
Entierra su alma en la cripta de tu pecho.
Levanta un altar y reza por ella.

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