sábado, 25 de diciembre de 2010

Gracias



Tengo miedo
Miedo de la vida y miedo de la muerte.
Miedo de la muerte 
porque no volveré a ser el mismo;
miedo de la vida 
porque por primera vez seré yo.
Hay más de mil formas de decir lo mismo,
pero ninguna tan bella como la primera.
Excepto, tal vez, la última.

Sesiones bajo la luna llena


Nunca he sabido expresar mis sentimientos porque no quiero volverme vulnerable, porque no quiero que la muralla que he construido en estos años y que me protege del dolor, se desmorone y exponga mi alma desnuda al mundo...  ya no quiero llorar.

Por eso escribo.

Por eso me escudo y me sobreprotejo detrás de esta nueva barrera, a través de la que me siento libre de gritar quién soy y qué es lo que siento.

Pero hoy no quiero gritar.

Sólo quiero agradecer a la vida por poner en mi camino a una maravillosa mujer que ha estado conmigo en los momentos más fríos, tristes y crueles de mi existencia, a alguien con quien he compartido mis más torcidos secretos, y con quién nunca he inventado sonrisas porque ella las hace nacer, a esa mi hermana perdida con la que me reencontré en esta vida.

A los seres que me trajeron a este mundo, quienes no entienden que entre el blanco y el negro está el gris.

Al otrora amor que me hizo sentir plena y por el que descubrí que en verdad el verdadero amor lleva en sí mismo su recompensa... y que ni la indiferencia con la que me alejó de él acabó con lo que fui capaz de construir dentro de mí.

Al nuevo amor que ha llegado; ése que nace con el día en mi pensamiento y muere por la noche en mis sueños para renacer con una nueva luz al día siguiente; ése con el que añoro compartir más que besos y caricias y que me hizo ver que los ángeles en verdad existen... y cuyo fugaz interés e indiferencia fomentados por mi inicial desinterés me devora por dentro.
A la vida misma por mantenerme dentro de la línea de batalla dentro de mi lucha interna y que me empuja a seguir en este juego.










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