lunes, 18 de abril de 2011

...

A veces no sé qué sentido tiene pensarte, quererte,
crearte y recrearte en mi mente...
de cerrar los ojos para así embriagarme con ese ensueño que eres...
caminar a ciegas;
de darle color a mi amor y obsequiártelo cada noche,
que mis formas sean las únicas que se acomoden a esas manos
con las que coges mi mundo y lo haces tuyo,
de que seas mi primer pensamiento en el perenne ciclo de la existencia.
Si, al final de cuentas, no te importa...
no te importa si te llamo en mis sueños, 
si abrazo con nostalgia tu recuerdo.
Y lloro, 
grito tu nombre
con esta mi voz que desgarra el viento.
Pero nunca me oyes.
Y me quedo confusa, absorta...
en silencio, urdo una manera de matarte;
imposible: tu luz aún me envuelve,
y me atrapa, 
y me guía dentro de la penumbra de mi alma.

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